Como sabemos, la condensación en paredes y techos es algo habitual en invierno. Una familia de cuatro miembros puede producir más de 10 litros de agua al día con el uso normal de una vivienda (respiración, cocina, duchas, etc). Cuando esa humedad que está en el aire en forma de vapor de agua toca una superficie fría, la humedad se transfiere a la superficie y la humedece. Cuando ocurre en las ventanas, por ejemplo, vemos las típicas gotas en el cristal o en los marcos de la ventana. Cuando ocurre en las paredes y los techos, aparecen colonias de hongos (Penecillium, Aspergillus, etc) que se extienden por las superficies de la vivienda, afectando incluso a muebles y ropa. Obviamente, estos hongos son perjudiciales para la salud, especialmente entre personas con alergias o problemas respiratorios.
Pues bien, veamos un caso práctico muy habitual y cómo tratar el problema de condensación. Nos encontramos con una vivienda que presentaba presencia de hongos en paredes y techos. Las medidas a tomar fueron las siguientes:
- Se insuflaron las paredes de la vivienda. Era una construcción de los años 70, que tenía las cámaras vacías, sin ningún tipo de aislamiento. Las paredes, por tanto, estaban frías, y el vapor de agua que había en el aire condensaba en ellas y las humedecía. Se insuflaron las cámaras con lana mineral blanca, un aislamiento ignífugo, hidrófobo y que permite respirar a las paredes. Tras insuflarlas, las paredes pasaron a estar aisladas, se aumento su temperatura y, por tanto, se evitó la condensación. Además, por supuesto, la calefacción de la vivienda era mucho más eficiente, porque se evitaban las pérdidas de temperatura. Se logró, por tanto, ahorro y confort.
- Se aisló el techo. El techo también tenía marcas de condensación, especialmente en la estructura de acero que sostenía el pladur, porque en este caso se trataba de un falso techo que no había sido aislado previamente. Aprovechando los huecos de los focos led, se aisló el techo con lana mineral soplada.
- Los pilares de la vivienda. En este punto ya teníamos aislada toda la envolvente de la casa. Sus dueños gozaban de una mejor temperatura tanto en invierno como en verano, y de un mayor aislamiento acústico. Sin embargo, subsistía el problema en los pilares. Para ello se aplicó una pasta térmica con un acabado de pintura térmica en los pilares, de modo que también quedaron aislados.
- La ventilación. Con nuestra intervención, la vivienda quedaba perfectamente aislada. Ahora bien, la condensación se produce por dos factores, la falta de aislamiento y el exceso de humedad en el aire. Para atacar el segundo factor, el exceso de humedad, es necesario realizar una correcta ventilación de la vivienda, y cuando esto no sea fácil, usar elementos deshumificadores, sobre todo en los días más duros del invierno. Además, se debería evitar tender ropa en el interior de la vivienda.
Con estos pasos, la vivienda quedó como nueva. Sus dueños ahora podían vivir en un hogar aislado, confortable, con buena temperatura, sin molestos, peligrosos y antiestéticos hongos. En definitiva, una intervención sencilla pero eficaz que convertía una vivienda incómoda e insalubre en un hogar sano y confortable.
Si usted también necesita asesoramiento sobre cómo solucionar sus problemas de condensación, no dude en ponerse en contacto con nosotros.